lunes, 29 de abril de 2024

100 Anécdotas celestes (7)

Anécdotas celestes

Un lugar dedicado a la memoria

 

15 - Historias al pasar

 

Por Jorge Croce  (Aqui Temperley)

 

Sábado 22 de abril de 1967. El "Teatro de Turdera" -le robamos por adelantado el título al "Gordo" García- el escenario. Octava fecha de la zona preliminar "B" del Campeonato de Primera División "B", en la primera prueba de la reestructuración implementada por el Interventor de la Asociación del Fútbol Argentino, Valentín Suárez: dos zonas, la "A" con 10 equipos, y la "B", con 11, de donde los dos primeros jugarían la reclasificación de Primera Divisón "A" con los tres últimos de las dos zonas de la categoría superior, para determinar ascensos y descensos, y los tres últimos de cada grupo de la "B" con los dos primeros de cada zona de la "C" para determinar el futuro. ¿Los que quedaban en el medio? A vegetar en un híbrido y desabrido Torneo Promocional, cuyo ganador podía acceder a la Reclasificación de Primera "A" al año siguiente, si no caía entre los tres últimos. Temperley, de opaca tarea, recibía a Central Córdoba, en una jornada nublada, húmeda y con atisbos de lluvia. Arbitro del partido, un personaje de la época: Salvador Brittánico. Baja estatura, pasos cortos, fino bigote, grueso abdomen, peinado siempre aplastado, gestos ampulosos porque a las acciones las contralaba a distancia ¿habrá sido un adelantado del "siga, siga"? Y como comienzo, algo que era tradicional en las últimas temporadas: una buena reprimenda a Alejo Escos, porque el juego del endiablado entreala derecho local se volvía proclive a infracciones, roces y alguna teatralización, y por supuesto no sea que las tribunas protesten por alguna de esas jugadas. Ya en juego, justamente infracción al citado cuando Temperley -era el primer tiempo- atacaba hacia el arco de la entonces tribuna chica. Brittánico se acerca lentamente al lugar tras marcar la dirección de la jugada. "Manija" Escos no puede con su genio. Mientras le señala donde es el sitio exacto de la falta, avanza sin apuro con el balón en su poder. Cuando enfrenta al árbitro, le tira un caño y nuevamente le consulta el lugar preciso. Brittánico tras un instante de duda esboza una sonrisa y le dá la mano al jugador mientras se lleva el silbato a la boca. Otra vez Alejo pudo con él. ¡Ah!. Le agregamos Témperley ganó 6 a 2 con goles de Oscar Pizarro, Osvaldo Canadell, dos de Norberto Valentukonis, Francisco "Pancho" Escos y Raúl Alberto Alomar, zaguero central derecho de los "Charrúas" en contra. Los dos goles visitantes fueron de Juan Carlos "Cabezón" Piris, 15 años después jugador del "Cele". El técnico era Angel Natalio "Chupete" Allegri y la formación esa tarde: Alberto Omar De Udaeta (capitán); Eduardo Rivero, Ricardo Cobo, Roberto Paz y Raúl Tomasini; Alejo Escos, Edgar Manuel Giordano y Oscar Pizarro; Osvaldo Canadell, Francisco Escos y Norberto Valentukonis. Arquero Suplente: Carlos Codevilla. La única modificación era el arquero en caso de lesión. Los bancos de suplentes y los cambios recién se implementaron en agosto de 1968.

 

                   Canadell, Alejo, Pancho, Pizarro y Valentukonis

 

16 - Arbitros

 

           Fue una tarde soleada de agosto en el Beranger. Temperley acababa de perder en uno de esos partidos en donde a los nuestros no les sale una, como suelen tenernos acostumbrados cada tanto. Esta vez, el árbitro y sus colaboradores habían pasado desapercibidos, como corresponde a un correcto arbitraje. Me había puesto de acuerdo con unos amigos para ir a jugar al “papi-fútbol” una vez que el partido finalizara. La cancha quedaba a un par de cuadras del estadio. Llegué temprano y me puse a charlar con el dueño, mientras esperaba a los otros muchachos. En eso se acerca una persona de saco, camisa y pantalones de vestir. Pregunta por algo de comer.

 

_ “Les puedo ofrecer una picada, tengo cerveza”.

_ “¡Sí, perfecto!”

 

La terna arbitral que venía de dirigir en el Beranger, los cuatro (el referí, los jueces de línea y el cuarto árbitro) sentados alrededor de una mesa, disfrutando de un “tentenpié”, casi en silencio y sin hablar del partido. Me sorprendió la escena. Ver esa otra cara de personas a las que les llueven nuestras críticas casi en forma contínua. Brindaron por otra tarde de sol.   

 

 

17 - El reconocimiento de un rival

 

“Soy sabalero y recuerdo en 1975 que jugaron Colón y Temperley en nuestra cancha, en Santa Fe. Lo que sería la barra brava de Colón, comenzó a agredir con cánticos a los visitantes, antes del inicio del partido. Beto Pecorari -jefe de esa barra, hoy fallecido- se paró junto al alambrado y gritó: ‘¡Muchachos, no! ¡Son amigos! Cuando vamos a su cancha hasta nos dan de comer’. Ahí la barra local enfiló sus cánticos en otra dirección. Ganó Colón, pero cuando la hinchada de Temperley se retiraba, la sabalera la despidió con un fuerte aplauso”.

Ricardo Veglia (comentario publicado el 5 de enero de 2013 en el blog de Historia de Temperley).

 


18 - Mariano Biondi

 

           Pepo Siemens era profesor de Educación Física y había organizado un campeonato de fútbol entre los alumnos de distintas escuelas. Entre ellos se destacaba un pibe morocho, de baja estatura y callado, que jugaba descalzo. Después de convencerlo del peligro de tal decisión, fue incluido en uno de los equipos. Sobresalió de tal forma que Pepo -hincha de Banfield- habló con Lencho Sola, el histórico dirigente del Taladro para concertar una prueba para el pibe.

 

_ “Mirá que este pibe es bueno”

 

Y le dio los datos por escrito.

 

Lencho  guardó el papelito en el bolsillo del saco.

 

Terminó el torneo, al igual que las clases y en la reanudación del ciclo escolar, el profesor de Educación Física le preguntó al pibe como le había ido con la prueba.

 

_ “¡Bien Profe! Estoy jugando en Temperley!”

 

_ “¡¿Cómo en Temperley?!”  “¡¿Lencho, qué hiciste?!”

 

Así fue como Mariano Biondi llegó al Celeste y se convirtió en ídolo.

 

                                        Mariano Pepe Biondi


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