Magistral actuación de La Máquina del Sur ante un encumbrado rival.
La síntesis y una editorial del diario La Unión.
Una escena del partido con la tribuna de Huracán rebosante.
30 de Mayo de 1964
6º fecha Zona Sur
Campeonato de Primera B
SPORTIVO ITALIANO 1 TEMPERLEY 2
Jugado en Huracán (local Italiano)
Sp. Italiano : O.Cambiasso;
A.Paludi y A.Arena; J.Falchi, M.Degli'Inocenti y O.De Buono; H.Pueblas,
A.Sangiovanni, H.Pezzi, O.Ferreño y H.Taborda.
A.S.: C.Caprino. D.T. F.Fandiño.
Temperley : De Udaeta; Julio y
Stringa; Ayude, Civrán y Janín; Diz, Crosta, Omar
Diéguez, Cantú y Aníbal Tarabini.
A.S.:
Amoroso. D.T. A.Arrigó.
Goles : 61' y 70' Cantú (T). 64'
Pezzi (DI).
Detalle : 16' Diz desvió un penal.
Juez : Guillermo Nimo. Recaudación:
$ 352.800
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Fútbol del mejor
TEMPERLEY: Manojo de
méritos
Cualquier calificativo que se quiera introducir para
tratar de llegar con las palabras a equiparar lo que en fútbol hizo ayer el
equipo de Temperley en el partido frente a Deportivo Italiano, quedará
deslucido, pues, lo realizado en el campo de Huracán, escapa incluso a los
habituales cánones del balompié. Es muy raro volver de la cancha, conciliando
todas las opiniones sobre las variaciones y alternativas producidas en un
cotejo, para expresar un pensamiento unánime pura y exclusivamente sobre
bondades, pues aún en la feliz perfomance de un equipo, existen uno o más
“peros”, que dan una sensación de conformidad incompleta. Y ayer ocurrió una de
las excepciones, que es doblemente satisfactorio para la legión de adeptos a la
casaca celeste, por cuanto vió salir ganancioso a su equipo predilecto, con el
adosamiento de haber realizado un fútbol brillante; un fútbol de ese tipo que
lleva el aficionado en la visión, pero que generalmente no se concreta en los
hechos. Ayer fue pues, un día de regocijo no sólo para Temperley, sino fue una
inyección revitalizadora para este popular deporte que últimamente se ha
caracterizado por la flojedad en el desempeño general de los equipos
participantes en un torneo.
En una demostración acabada de suficiencia, y de la que
participaron todos por igual, con algunas figuras que superaron el límite de lo
sobresaliente, Temperley dio cuenta de un rival difícil a todas luces como lo
fue Deportivo Italiano, pues la victoria no se empequeñece por lo que podría
suponerse el haber enfrentado a un adversario inferior. Por el contrario, el
once “azzurro”, actuó también dentro de la concepción de un fútbol cualitativo,
aún cuando acusó algunas fallas defensivas que fueron debidamente explotadas por
los ágiles celestes, quienes -sin pretender emplear un término demasiado
generoso- escribieron un poema, de esos que saltan a la luz muy de vez en
cuando, al trabajar con sentido y eficacia, ordenados por un Crosta trabajador
al máximo; el aporte de un Diz que volvió a ser accesible con sus
exteriorizaciones de dominio de fútbol; y la franca interpretación de un Cantú,
arrollador, impetuoso, ávido de conquistas, en tanto que Diéguez actuó con una
superación, no perfecta, pero si en mayor grado de efectivismo que otras tardes,
y hasta el mismo Tarabini, pese a haber actuado resentido, se mostró en
consonancia con el operativo ofensivo celeste. Una defensa solidísima, donde
sorprendió el alicaído Ayude, en una tarde más que feliz para él, mientras que
los otros camaradas de línea -especialmente Civrán- supieron apuntalar la faena
de la delantera, sin claudicaciones ni errores. Estamos hablando de un equipo
que cumplió con su hinchada y con el fútbol, y vemos que no hay lugar para
menoscabar a un adversario que respondió con muestras de buena disposición y
juego agradable, pero que no pudo llegar a hacer mellas a un equipo inspirado
por un extraño don, que funcionó con una sincronización perfecta, haciendo
demasiado rápido un partido de esos que debieron extenderse por horas. Tal era
el espectáculo y tal lo interpretaron propios y extraños, que en unánime
aprobación -más eufórica por cierto en el sector de Temperley- aplaudieron a un
vencedor justo, que debió haber tenido un premio más generoso en lo que a cifras
se refiere.
Temperley, que hizo en la víspera su mejor partido, ha
demostrado como y cuanto puede. Expuso que tiene material humano y que las
cosas no salieron bien por el fruto de la casualidad, sino por una
exteriorización franca de cuanto reditúa el fútbol aplicado con sentido
práctico y colectivista. Está pues en los mismos hombres, que supieron manifestar
con hechos una labor encomiable, el mantener en futuros compromisos un trabajo
paralelo, o muy parecido, pues con esta evidencia se esfumó el fantasma que
tendía a calificar con un interrogante,
la verdadera dimensión del elenco celeste.
Fotos: La Unión
Historia del Club Atlético Temperley. Marcelo Ventieri
Departamento Histórico del Club Temperley y Museo Celeste.
Colaboración de Fernando Esteban.