jueves, 4 de enero de 2024

100 anécdotas celestes (4)

Un espacio dedicado a la memoria


  La cancha en Turdera


El Club Temperley -cuando era Centenario Foot-Ball Club- tuvo cancha en Villa Turdera entre 1917 y 1924, hasta que inauguró su actual estadio. Después de un año de intensas negociaciones entre los directivos del Club y Don Riziero Pretti, el sábado 18 de marzo de 1917 Centenario  disputó su primer partido amistoso en el campo de Turdera enfrentando a Dufour, club del que no queda testimonio ni documentación.

Pero la inauguración oficial del campo de juego, ubicado sobre la calle Agüero, entre Zapiola y San Lorenzo, ocurrió el 1º de abril con una gran fiesta deportiva que incluía carreras de 100 y 200 metros, un torneo de fútbol reducido entre socios y un desfile de “Los Vanguardias de la Patria” División General José de San Martín y de los Boy Scouts Ingleses de Lomas de Zamora.

Se fijaron grupos de cinco inscriptos para cada prueba pedestre aclarando que las salidas serían anunciadas por disparos de revolver con pólvora, solamente.

Se colocó una gran bandera celeste en la casilla instalada como vestuario -donación de Guillermo Iribarne, vicepresidente del club- quedando oficializada la insignia celeste como identificatoria de Centenario.

Asimismo, el tranvía a caballo que hacía su recorrido entre Temperley y Turdera, fue adornado para la ocasión con cintas de color celeste.

El jueves 6 de abril, se decide anotar dos equipos en la Tercera División de la Liga de Lomas de Zamora.

El campo de juego de Turdera, distaba de tener las condiciones ideales para afrontar el nuevo desafío, por lo que se resolvió efectuar los arreglos necesarios. Se construyeron dos casillas y se adquirió una lona que se colocaba alrededor de la cancha en algunos partidos. Al no disponerse de fondos, se resolvió emitir 300 bonos de cinco pesos cada uno. Cada tres meses se realizaba un sorteo y el poseedor del bono ganador se beneficiaba con el reembolso de los cinco pesos, sin devengar interés alguno. Si bien el emprendimiento tuvo un éxito extraordinario, en total se vendieron 295 bonos. ¿Y los cinco restantes...?. Al imprentero encargado del trabajo no le alcanzó la cartulina para completar la suma pedida (Revista “Empuje”, año 1946).

La cancha quedaba detrás del Teatro Colón y es oportuno señalar que la convivencia entre las dos actividades distaba de ser la ideal. Mientras los contertulios intentaban disfrutar de una jornada artística, sobreponiéndose a los pelotazos que retumbaban en la pared posterior del teatro, los futbolistas se quejaban de la escasa provisión del tanque de agua.


 
Turdera, 1922. Natalio y Juan Perinetti, Luis Otín, 
Alfredo Salvetti y Cayetano Federico. La cancha, 
el tanque de agua y el Teatro Colón atrás.




Turdera, 2002. El viejo edificio del teatro visto desde 
la esquina de Agüero y San Lorenzo.

El Tablero

A la memoria de Rafael Saralegui

        Al promediar la década del 50, la iniciativa del periodista lugareño Félix Z. Geller le proporcionó a la categoría promocional más importante de la Asociación del Fútbol Argentino una publicación semanal al estilo de la mítica revista Alumni, que le permitía a los aficionados que asistían a las distintas canchas conocer casi simultáneamente los resultados que se iban sucediendo en todos los escenarios.

        Para ello, la revista se vendía los días de partido en todas las canchas y en ellas se instalaban tableros en los que a cada partido se le asignaban tres casilleros: en el centro una placa de color y a cada lado el nombre de los clubes que se enfrentaban. Los colores habitualmente utilizados eran rosa, rojo, celeste, amarillo, verde, azul, anaranjado, blanco y negro.

        Los tableros se ubicaban detrás del banderín de un corner y la revista, que también incluía información sobre la realidad del fútbol de ascenso, se llamaba, naturalmente, El Tablero.




Pancho Escos y Josecito Grasso. El Tablero detrás de ellos.


Historia del Club Atlético Temperley. Marcelo Ventieri
Fuentes : Centenario libro de actas (1917)  
Revista Empuje (1946)  
Colaboración de Federico Guerra  






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