martes, 11 de junio de 2024

100 Anécdotas Celestes

 

Garófalo, maestro de la gambeta
                                                           

23 - Domingo Garófalo

 

        Nació en Bari, Italia y a los 9 años llegó al país. “De mi primera infancia en Italia no recuerdo haber pateado ni una piedra”, afirmaba risueño, pero al llegar a su nuevo hogar en La Boca, vió a unos pibes correr detrás de una redonda y allí despertó su pasión por el fútbol. Empezó en los campeonatos de “baby fútbol” jugando en la desaparecida cancha de Boca Alumni. Integrando como refuerzo el equipo de veteranos de Boca Juniors, conoció a Roberto Cherro quien lo recomendó a Argentinos Juniors, club en el que comenzó su carrera profesional. En 1951 fue transferido a Wanderers de Montevideo.

 

        Con el club uruguayo enfrentó a Obdulio Varela, emblema de Peñarol y de la selección charrúa. El Negro Jefe -así lo apodó la historia- fue uno de los artífices del Maracanazo de 1950. En una instancia del partido, Garófalo lo eludió con un quiebre de cintura y un caño, dejándolo de cara a la tribuna. A la semana siguiente, mientras paseaba con un amigo por la 18 de Julio, se cruza con Varela, quien se detiene a conversar con el acompañante de Garófalo. Al despedirse le dice “Decile a tu amigo -por Garófalo- que lo del domingo no me lo vuelva a hacer”.

 

Obdulio Varela

24 - Aquel partido con Los Andes

 

        En Temperley, a pesar de haber jugado sólo una temporada, dejó un recuerdo imborrable entre los simpatizantes celestes. Le hizo un gol a Los Andes rematando “de chanfle”, casi sin ángulo, después de eludir al arquero. Pedro Bigñe rememora: “Fue el primer clásico barrial que vi y se jugó el Día del Maestro”.   

 

También así lo recordaba Rafael Saralegui: “Garófalo era zurdo, sus piernas estaban dispuestas como ‘las 10 y 10’, sus pasos eran cortos y cuando corría no levantaba mucho los talones. Era un virtuoso de la gambeta y del tratamiento de la pelota, de la que generalmente se desprendía cuando creía asegurada la recepción por parte de un compañero”.   

 

25 - Hazaña sin dormir

 

        Temperley debía jugar ante Unión en Santa Fe. Aparentemente el hotel había sido reservado por un dirigente, pero al llegar a Santa Fe, a las tres de la mañana, se enteraron que no había lugar en toda la ciudad debido al torneo nacional de basquetbol que se desarrollaba en esa capital.

 

        Después de dar vueltas durante dos horas buscando un alojamiento, los jugadores terminaron pasando el resto de la noche en un albergue transitorio, durmiendo de a cuatro por cama. A Garófalo le tocó en suerte compartir la habitacion con Monteserín, Avila y Rovito quienes eran los más jóvenes y bromistas del plantel. No pegaron un ojo hasta la madrugada.

 

        Al otro día empataron 4 a 4 con Unión y jugaron un partidazo. El último gol fue convertido por Garófalo, de penal, un minuto antes de finalizar el tiempo reglamentario. Se llevaron un punto del siempre difícil estadio santafecino. Algunos tecnócratas que tanto abundan en el fútbol actual exclamarían “¿Vieron la importancia de la concentración?”.    

 

Historia del Club Atlético Temperley. Marcelo Ventieri.

Departamento Histórico del Club Temperley y Museo Celeste. 

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