martes, 15 de noviembre de 2011

Personajes Celestes: Héctor Cassé



Como recordaba nuestro amigo y consoncio Fabián Dinocco, el pasado 10 de noviembre se cumplieron ocho años de la partida de Héctor Jorge Cassé. El querido Mudo fue arquero de Temperley entre 1980 y 1986, jugó 185 partidos y atajó 7 penales en los 90 minutos reglamentarios, aunque el más recordado fue el que posibilitó el ascenso del Celeste contra Atlanta, en 1983. A modo de homenaje recordamos un puñado de anécdotas que acentúan sus cualidades deportivas y su buen humor.

Cassé y la sordera

           Se creía que el guardavalla Héctor Jorge Cassé era sordomudo y de esa condición pareció haber obtenido más ventajas que limitaciones. De hecho llegó sin problemas a ser arquero a los 18 años en la primera de Gimnasia y Esgrima La Plata. Luego, ganó el ascenso con Temperley en 1982 (en el partido final contra Atlanta le atajó el penal decisivo al Ruso Hrabina). Más tarde actuó en Quilmes, en Douglas Haig, de Pergamino, y a los 40 años en el Lezama Fútbol Club de la Liga de Chascomús. En una entrevista realizada en la redacción de la revista El Gráfico recordaba la cancha de Boca llena y comentaba con un lenguaje fluído: “Es lo bueno de no escuchar ni medio. Jugué muchas veces allí. Veía a los tipos así” -abre la boca como un monstruo y sacude con ambas manos un alambrado imaginario-, pero como no les escuchaba nada, no me importaba...”.  (El Gráfico, abril de 1998).

         Se hizo creencia popular que Cassé era sordomudo, pero él mismo declaró a El Gráfico, después de ascender con Temperley en 1982, que en realidad había nacido sordo y que, ante esa incapacidad, tuvo problemas para aprender a hablar. Por eso, su familia decidió mudarse de Salliqueló, su pueblo natal, a la Capital Federal para estudiar en una escuela especial y así iniciar el aprendizaje del habla. 

          Pero a la aparente ventaja deportiva que le brindaba su condición, le agregaba otra, más pícara y atrevida: "En una ocasión, junto al Chino Quiróz se encararon una minas diciendo que el Mudo era francés; un fenómeno como amigo y en el arco, impresionante" lo recuerda el León Héctor Vargas. Su colega Sergio Mono Faltracco agrega: "un arquero con reflejos impresionantes, pero sobre todo una buena persona".


Temperley 1980
Issa, Cassé, Aguilar, Del Ducca, Valdéz y Masotto.
Cáneva, Vicó, Coronel, Bello Meza y Gutiérrez.
Goleada a El Porvenir por 4 a 1. Era el quinto partido 
del Mudo en el arco Celeste.


El otro penal decisivo
        Cuando San Lorenzo obtuvo el título de campeón de Primera B en 1982 y volvió al círculo superior, el segundo ascenso se definió mediante un octogonal. Temperley clasificó de manera angustiosa y obtuvo la penúltima plaza, para el torneo definitorio, por diferencia de goles. Cuando faltaban cuatro fechas para finalizar el torneo regular, el Celeste recibió a Italiano. Empataron 0 a 0 en un chato partido. A los 38 minutos del segundo tiempo el árbitro Aníbal Hay marcó penal para el visitante. Pateó Seppaquercia y atajó Cassé. De haber sido gol, probablemente Temperley hubiere quedado afuera del octogonal, pero como todos sabemos, el Gasolero pasó las difíciles instancias y ascendió a Primera División, afortunadamente.


     Por aquel tiempo, una de las pocas palabras que pronunciaba Cassé era “andrapa”. Interrogado por el médico del plantel -en ese momento, el traumatólogo Germán Wanchaffe- acerca de una dolencia que lo aquejaba, el arquero le repetía “andrapa, andrapa”, tocándose la zona inguinal con expresión de dolor. A los pocos dias y después de cumplido el tratamiento, el Dr. Wanchaffe volvió a preguntarle por la lesión y Cassé, pulgar arriba y con gesto de aprobación le contestó “¡andrapa, andrapa!”.



 Un grande de Temperley
siempre en el recuerdo de sus hinchas.




Historia del Club Atlético Temperley. Marcelo Ventieri