lunes, 18 de mayo de 2020

Un recuerdo literario para Alejo Escos

 


Instantáneas
Foto 1
Alejo Escos cruza la mitad de la cancha con el balón pegado a la zurda más habilidosa del Club. Lleva la cabeza en alto. El viento cruza la cancha desde la av. 9 de Julio hacia el ferrocarril. La melena rubia del 10 de Temperley vuela libre. Alejo mueve la cabeza buscando un hueco, levanta los brazos indicando movimientos a sus compañeros. Ellos saben que miente, que se llevara la pelota y la marca por medio de una gambeta.
Escos, que es medio chueco, se mete casi al trote en campo visitante. Dos jugadores de Boca Juniors, que por primara vez pisan el Beranger, lo enfrentan. El diez celeste se frena, pone la zurda sobre el balón y detiene el movimiento del cuerpo y de la pelota. El estadio por completo queda en silencio. La camiseta celeste desafía al gigante azul y oro sin moverse, como si fuera una bandera atada al mástil. Alejo, parado frente a sus rivales, inclina el cuerpo hacia el piso y lleva sus dos manos a la pierna izquierda. ¿Un tirón? Los bosteros se miran. Quedan paralizados. El público entra en estado de coma. Nadie entiende que se propone “el loco”. Alejo se acomoda el elástico que sujeta el algodón estirado de su media y mueve sin aviso el botín para atrás y para adelante, gira sobre su cuerpo y pica dos metros sobre la derecha.
El estadio de Temperley estalla. Su nombre suena en miles de gargantas como un grito de guerra. El alambrado perimetral tiembla . Nicolau, el 2 histórico de Boca, corre hacia el volante celeste con la pierna en alto. Va dispuesto a quebrarlo. Alejo tira el cuerpo a la derecha, saca un centro para Corbalán y deja pasar al defensa contrario como si estuviera en una plaza de toros. Unos metros a la izquierda el negro para el balón con el pecho y encara hacia la línea de fondo. El diez, sabe que ya nadie lo mira, agacha la cabeza y sonríe. 





Foto 2
Escos está sentado con las piernas estiradas. Tiene el torso desnudo, el cuerpo transpirado y la cara marcada por el sol del sábado a media tarde. En el vestuario aún hay olor a aceite de alcanfor. Alejo escucha sobre su cabeza como retumban los golpes de los saltos enardecidos de la hinchada en el hormigón. Están saltando sobre él para que él los escuche. Metido en el vestuario puede adivinar los insultos. Siempre son los mismos. Él no sabe que el árbitro le sacó la tarjeta roja después de que abandonó el partido y bajó a los vestuarios por el túnel. Tampoco le importa.
En el vestuario, casi vacío, el utilero junta vendas y botines. Feliciano Perduca lo mira en silencio, lo conoce de chico. Lo vio cuando debutó en las inferiores. Don Feliciano se le acerca. Lo mira. No le habla. Alejo detiene sus ojos sobre el viejo y le confiesa: Les tiré la camiseta. Me tenían podrido. Que se la metan en el culo.
Perduca, única medalla Olímpica en Amsterdam del 28 que vistió la celeste, conoce de olvidos. Sabe que la hinchada de Temperley gritará su nombre el próximo sábado. Se prende un pucho y le convida. Fuman en silencio. El viejo se para, lo mira y le dice: ¿Pibe te abro la ducha?






Foto 3
La foto congeló los gritos de la tribuna, las palabras que tenía que decir y las que escuché. La foto congeló el estadio de Temperley en una tarde de otoño apenas fría. Alejo Escos lleva puesto una campera de cuero marrón, pantalones de botamanga ancha y zapatos de tacos altos. Yo tengo pantalones cortos y medias blancas, campera azul y botines Fulvence nuevos. La foto es obra de un empleado del Diario La Unión de Lomas de Zamora. En el fondo se ve la tribuna visitante, los galpones del ferrocarril. Incluso se pueden divisar a los colados que se preparan para ver el partido desde el techo del galpón vecino.
Alejo Escos, apenas inclinado hacía adelante, observa la plaqueta que acabo de entregarle. Yo estoy duro como una piedra. Feliz. Mi padre está sentado en la platea. Orgulloso. Lo digo hoy, treinta y cinco años después de aquel otoño. Lo digo hoy que aún estamos todos. 
Alfredo Fonticelli

Alfredo Fonticelli (periodista, escritor, arquitecto) es el autor de este texto mezcla de ficción y realidad. En "Instantáneas" homenajea al crack Alejo Escos con tres recuerdos indelebles.
En la primera de las historias, hace foco en un partido muy festejado -jugado en cancha de Independiente-
y ubica a nuestro héroe, deliberadamente, en el Estadio Beranger. Asimismo, el autor rememora su pasado de "microbio" celeste.




Fonticelli nació en Temperley y está radicado en Montevideo, Uruguay. Autor de "Migraña", "Vidrios", "Encrucijada de almas, un tríptico" y "Caireles", ganadora de los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura, edición 2008 (de la vecina orilla estamos hablando ...). Recibió varios premios y menciones en el Premio Anual de Literatura (2077/8) por su obra editada e inédita. Es conductor de "La Isla Desierta" en Radio Uruguay AM 1050, desde octubre de 2011. Integrante del proyecto "Arquitecturas del este", Premio F. C. Creador de la Guía Benedetti de Montevideo, 2011, declarada de interés Cultural y Turístico nacional. 


Historia del Club Atlético Temperley. Marcelo Ventieri
  



viernes, 1 de mayo de 2020

Ganaron los pibes de Temperley

Del baúl de los recuerdos salió un partido que los pibes de Temperley le ganaron a Tiro Federal, en Rosario.  

En 1949 el campeonato de segunda división -un año después rebautizado como Primera B- dio comienzo con jugadores amateur ya que los profesionales decretaron la huelga.

En la segunda fecha, los pibes de Temperley tenían que visitar a Tiro Federal de Rosario, que era el único equipo cuyos jugadores no se habían plegado a la medida de fuerza impuesta por sus colegas.

Viajaron en tren a Plaza Constitución, subte a Retiro y nuevamente tren hasta Rosario.  En la Chicago argentina los esperaba el aguerrido equipo del Barrio Ludueña, que se habia destacado el año anterior y que disponía de todos sus profesionales. 
Osvaldo García, Carugno, Zanazzi, Maffei, Berlanda, entre otros. Hombres fogueados en el áspero fútbol del ascenso. Una de sus figuras era el centromedio Osvaldo Diez, que al año siguiente pasó a Ferro, iniciando una larga y exitosa carrera en la primera verdolaga.

El partido se jugó el sábado 30 de abril y el Celeste formó con Sanseverino; Taiana y Berrud; Pacho Carrera, César García y Maggi; Carlos Ré, Savino, Leone, Héctor García y Petirosi.

Ganó Temperley por 2 a 0 con un gol de Savino, al finalizar el primer tiempo, y el segundo convertido por Aldo Jorge Leone al comienzo de la etapa complementaria. 

El premio fue todo un símbolo: un sandwich de mortadela, un naranjín, que los triunfadores degustaron en el viaje de vuelta y la satisfacción de esos pibes que sacaron pecho como adultos y ubicaron bien alto el honor de Temperley.


Una alineación con varios de esos jugadores
Parados: Amatrain (E), Propato, Bordón, Sanseverino, Berrud,
Gegundez y Larrondo (M).  Hincados: Ernesto Pacho Carrera, 
Carlos Ré, Héctor García, Leone, Savino y Petirosi. 


Historia del Club Atlético Temperley. Marcelo Ventieri
De entrevistas realizadas a Juan Berrud, Ernesto Carrera y Carlos Ré.