viernes, 19 de enero de 2024

100 anécdotas celestes (6)

Un espacio dedicado a la memoria

 

 

11 - Los bailes del Club Temperley

 

Hacían furor en los carnavales. En las buenas épocas eran los más famosos y concurridos de la Zona Sur y se propalaban por todo el Conurbano. Muchos recuerdan a Santiago, el enano, disfrazado de granadero. Contrataban a un conductor famoso y se emitía una publicidad televisiva.

El Gordo Frungillo estaba a cargo del guardarropa una noche en la que tuvo que irse porque la madre había tenido una emergencia.

A la finalización de la velada, la gente entró en manada al guardarropa y se llevaron sus prendas. Lo que hoy hubiese significado el robo de sacos y camperas, resultó en que la comisión organizadora sólo tuvo que pagar un sobretodo de la tradicional marca Thompson & Williams. Fue lo único que se perdió. El resto de la ropa fue tomado por sus respectivos dueños.    

 

 

12 - El Melena Wettlin

 

En los años 30 los balones poseían características distintas a las actuales.

 

        La cubierta de la pelota tenía una boca por la cual se introducía la cámara dejándose fuera el pico para inflarla. Esa boca se cerraba con un tiento, de cuero como la pelota, mediante un pasatiento. A veces éste se zafaba al extraer el tiento hacia arriba y causaba algunos accidentes.

 

        Enrique Wettlin, jugador de Temperley en los años 30, perdió la visión de un ojo al intentar cabecear la pelota, cuyo tiento se había salido, golpeándolo con una violencia similar al azote de un látigo de carrero. Ocurrió durante un partido contra Boca Alumni jugado en la cancha de Boca Juniors, el domingo 20 de julio de 1930.

        Al poco tiempo de haber sufrido la lesión, Wettlin fue intervenido quirúrgicamente por el doctor Amadeo Natale y permaneció internado durante dos semanas en el Hospital Británico.

        El 11 de noviembre de 1930 se jugó un partido contra Talleres, a beneficio del malogrado futbolista, en el que se recaudaron 597 pesos. Juan Perinetti era presidente del club de Remedios de Escalada y había defendido la casaca celeste entre los años 1921 y 1924 cuando estaba cerca de retirarse como futbolista.      

 

                                   Enrique Melena Wettlin

 

13 - El masajista que murió de risa

           El Gordo Cartagénova había sido boxeador y al colgar los guantes se dedicó a trabajar como entrenador y masajista. Así lo hizo en Temperley y también en Quilmes. En su etapa como boxeador, le ganó al danés Stephenson por k.o. en el primer round. La pelea tuvo lugar el 27 de octubre de 1928 en el Club Victorio Campolo, de Lomas de Zamora. Murió mientras escuchaba por la radio el programa del dúo cómico Rafael Buono y Salvador Striano. Era enfermo cardíaco.

 

                               Cartagénova (último de pie, a la derecha)

                                            con el equipo de 1930 

 

14 - La predicción de don Renato

A la memoria de Gustavo Colla

          Roberto Colla fue dirigente del Club Temperley. También se lo recuerda por su actuación como comentarista del relator Alfredo Aróstegui, en las transmisiones deportivas que se emitían por Radio Belgrano. En 1941 encabezaba la subcomisión de fútbol del club. Fue a hablar con Renato Cesarini, acompañado por su hermano Gustavo, luego de ver jugar en la cuarta especial de River Plate a la pareja izquierda que estaba integrada por dos pibes que prometían ser grandes figuras: Donnola y Loustau.

          Lo encararon a don Renato y le pidieron condiciones por ambos jugadores. Cesarini les dijo que Donnola podría ser, pero que Loustau iba “derecho al estrellato”. (Gustavo Colla)

 


 

 

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